jueves, 28 de enero de 2010

¿Sabes que es verdaderamente el Plan Colombia?

En el año 1999, en virtud de un acuerdo entre los presidentes colombiano y estadounidense, Andrés Pastrana y Bill Clinton respectivamente, se dio inicio al Plan Colombia. En virtud de este Plan se han inyectado en el país neogranadino 5 mil 600 millones de dólares.

Si ponemos 5 mil 600 millones de dólares, en billetes de un dólar uno junto al otro, llenaremos 7 mil 154 canchas de fútbol, cada una de ellas tapizada con 782 mil 734 billetes de la divisa americana.

Pero el Plan Colombia no ha sido solamente dinero, sino fundamentalmente asistencia militar, y la aplicación de una estrategia de basada en la erradicación forzosa de cultivos (que como hemos visto, no ha dado grandes resultados), en la guerra sin cuartel contra la disidencia de cualquier tipo, y en la apertura de mercados como forma de lograr una supuesta dinamización de la economía colombiana que promueva vías legales de obtención de lucro.

Los miles de asesores norteamericanos que se han trasladado a ese país, así como la cantidad de armamento que se le ha entregado a las Fuerzas Militares de Colombia, hace dudar de las verdaderas intenciones de este plan, y si efectivamente su real objetivo no es la aniquilación de los sectores guerrilleros que desde hace más de sesenta años hacen frente a gobiernos que consideran ilegítimos por su carácter oligárquico, represivo, y aliado al imperialismo norteamericano.

Un costo no previsto

Otro resultado de la aplicación del Plan Colombia, -su sola mención genera mucho desagrado en el gobierno de ese país, que se niega a reconocer el problema- es la cifra de desplazados internos que ha generado el conflicto interno exacerbado por la aplicación de este Plan.

La delegación colombiana del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) inició en 1997 su programa de Asistencia Humanitaria de Emergencia, que fundamentalmente se dedica a atender a los desplazados por el conflicto interno. Desde esta fecha, y hasta diciembre de 2007, ha atendido a un millón 24 mil 940 personas (200 mil familias, equivalentes a 10 míticos estadios Maracaná con sus tribunas llenas), el 53% de las cuales son menores de edad.

No cuenta la Cruz Roja los millones de desplazados que han emigrado fundamentalmente a Venezuela y Ecuador, ni las personas que no solicitan la asistencia de ese organismo humanitario.

Tampoco se cuentan las miles y miles de hectáreas que por la vía del desplazamiento de sus ocupantes pasan a los grandes hacendados, a manos de jefes paramilitares, o directamente al cultivo de hoja de coca y -por ende- a la producción de cocaína.

Quién planta

Según el informe de la UNODC, 80 mil hogares están vinculados a la producción de hoja de coca, alrededor de 400 mil personas, o cuatro estadios Maracaná llenos, que perciben algo menos de mil dólares por mes (US$ 11 mil 675 anuales) por dedicarse a la peligrosa actividad.

Una de estas familias, después de negarse a continuar plantando hoja de coca, fue amenazada por el grupo Águilas Negras (uno de los continuadores de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia) y se vio obligada a desplazarse y convertirse en inmigrantes ilegales en Venezuela.

El jefe de familia declaró “salimos normal con los "pelados" (niños) en la mañana como si fuéramos para el pueblo, y nos fuimos nomás, con lo puesto”.

El riesgo por negarse a cumplir las órdenes de grupos como las Águilas Negras es demasiado grande, tanto que justifica abandonar a todo y a todos: “ellos no tienen remordimiento en matar a quien sea, y además igual nos iban a quitar la tierra”.

La “narco-guerrilla”

Con este nombre, los gobiernos colombiano y norteamericano se refieren a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), responsabilizando a estas organizaciones de proteger a los cultivadores, a los productores y a los traficantes, así como de subsistir gracias a este negocio ilegal.

Al mismo tiempo, el gobierno colombiano dice que las Farc están completamente desarticuladas, que no controlan territorio, que sus combatientes pasan hambre por falta de suministros, y que -en este momento- no poseen más de 6 mil combatientes cuya principal preocupación es huir de las fuerzas militares regulares que les pisan los talones a lo largo y ancho del territorio nacional.

Parece poco probable que esos 6 mil hombres y mujeres en tan precarias condiciones (de tomar como ciertas las afirmaciones del gobierno paramilitar) controlen un territorio equivalente a 378 mil 879 campos de fútbol y a una población correspondiente a cuatro estadios Maracaná llenos.

Pero además, movilizar las 600 toneladas anuales de cocaína que se producen en ese país, no parece una operación fácil para estos hombres que se encontrarían corriendo por sus vidas. Cabe entonces la pregunta de quién tiene la capacidad para controlar esos gigantescos movimientos de droga, las más gigantescas extensiones de tierra necesarias, y la multitudinaria cantidad de gente para producirla: las alicaídas Farc, el ejército colombiano y sus asesores norteamericanos, o los paramilitares (tolerados por los militares y apoyados por los hacendados).

Un negocio formidable

Según el informe presentado a la prensa el 18 de junio, los campesinos colombianos reciben US$ mil 50 por cada kilogramo de hoja de coca cosechados; sin embargo, la pasta base ya alcanza un costo de US$ mil 339; el kilogramo de base de cocaína tiene un valor de US$ mil 764; y la cocaína ya terminada vale alrededor de US$ 2 mil 198 por kilogramo.

Ahora bien, cuando esta cocaína llega a territorio norteamericano -Estados Unidos es el primer consumidor del planeta- ha subido a US$ 21 mil por kilogramo. Lo que resulta increíble es que en las calles, ese mismo kilogramo alcanza un precio que se puede estimar en 102 mil dólares.

Poner ese kilo de cocaína en Europa es mucho más caro (alrededor de US$ 46 mil) y se obtiene mucho menos ganancia (el precio en la calle es de sólo US$ 85 mil por kilogramo).

Obviamente, el negocio de la cocaína no está en las selvas de la Orinoquia colombiana, sino en las calles de Nueva York, Washington (donde se asientan los poderes ejecutivo, legislativo y judicial estadounidenses), San Francisco y Miami. Estas cuatro ciudades se encuentran dentro de las veinte ciudades con más consumo de cocaína en el mundo, aunque Nueva York se destaca lejos de sus seguidoras con un consumo de 134 líneas de cocaína por cada mil habitantes cada día.

Se pagan y se dan el vuelto

Según el Drug World Report 2007, publicado por la misma UNODC, Estados Unidos (que tiene sólo un 4.5% de la población mundial) posee el 45% de todos los consumidores de cocaína del mundo, lo que nos permite asumir con bastante certeza que consume el 45% de toda la producción del alcaloide (270 toneladas de cocaína el año pasado habrían ingresado a Estados Unidos).

A pesar de todo el discurso en torno a “la guerra contra las drogas”, el consumo no disminuye significativamente. Y parece difícil que algún gobierno norteamericano haga esfuerzos por disminuir la gigantesca inyección de capitales que produce en la economía de ese país el tráfico de drogas.

Si cada kilo en la calle vale 102 mil dólares, cada tonelada cuesta 102 millones de dólares, por lo que 270 toneladas generan 27 mil 540 millones de dólares (US$ 27.540.000.000), casi cinco veces más dinero el último año que lo invertido durante la década completa de aplicación del Plan Colombia.

¿Quiere sacar la cuenta en canchas de fútbol?

Equipo de investigación

Frente Francisco de Miranda

Colombianos y venezolanos, hijos de un mismo padre que luchan contra un mismo enemigo: La burguesía adoradora del imperio estadounidense

Dentro de los más recónditos espacios del pensamiento humano, reposa y se hace presente una fuerza inmortal, que bien podría ser confundida con algún espécimen prehistórico, poco alterado a través de los años; nos hacemos de esta fuerza al identificarnos con las costumbres, tradiciones y culturas que se dan en un espacio determinado. Esta fuerza permite crear en nosotros el sentido de pertenencia a un lugar, cualquiera sea este, y hacernos sentir identificados con él, y por sobre toda adversidad defenderlo. Esta fuerza es denominada “identidad nacional”

Otras de las muchas características en las que influye la identidad nacional son la ideología, la expresión lingüística y la cultura;Indudablemente cuando observamos estas particularidades podemos identificar las condiciones políticas,sociales e históricas en las que crece el individuo y en consecuencia la región en la que habita. Analizando esto, permítasenos hacer una pregunta. ¿En qué se diferencian entonces Pueblo Venezolano y Pueblo Colombiano? Compartimos similares costumbres y cuando hablamos de la historia de estas, nuestras dos naciones, salen a relucir los mismos nombres de los mismos fundadores, los mismos padres de la independencia.

Nuestra independencia está llena desimilitudes, se circunscriben a las acciones heroicas de un personaje inmortal e histórico: Simón Bolívar, y que gratificante es recordar un poco desde aquellos sueños de integración latinoamericana en los que Sebastián Francisco de Miranda proyectaba en 1790 una inmensa nación en América, libre del mando Español extendida desde el rio Missisippi hasta el cabo de Hornos nombrada Colombeia.Algún día debería convertirse en realidad el hecho de que toda Hispanoamérica observara convertida en una sola patria a las tierras que habían sido colonias Españolas como lo soñaron nuestros próceres. En cuanto a lo anterior, no dudamos que el pueblo colombo venezolano tiene un mismo enemigo del cual quiere liberarse: El burgués parasito y explotador de la clase obrera-campesina muy amigo de Tío Sam.Los venezolanos transitamos por el camino libertario de la Revolución Socialista, camino que la burguesía colombiana impide que tome el pueblo Bolivariano de nuestra hermana nacio.

El sueño de integración estuvo cerca de concretarse con la creación de la Gran Colombia. Nombrada así por Simón Bolívar en honor a “la Colombeia de Miranda”, conformada por las que anteriormente habían sido las colonias del Virreinato de Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela y la Presidencia de Quito. Esta Gran Nación, existió jurídicamente hasta finales de 1830 cuando se disolvió a consecuencia de las diferencias palpitantes entre los partidos federalistas representados en Santander y centralistas liderizados por El Libertador.

Los conflictos y contradicciones se fueron extendiendo al pasar los años, las Revoluciones no lograron consolidarse y las burguesías se hicieron del poder del estado para mantener la explotación a la clase obrera y campesina.

Un tercer elemento surge como factor de discordia entre nuestras naciones: El imperialismo, al que no le convenía ni le ha convenido permitir la consagración en potencia de estos pueblos; El Imperio Norteamericano,que controla a Colombia, por ahora, y que pretende convertir a este país en el Israel de América, utilizar a nuestra Colombia en plataforma desde la cual intervendrá a los pueblos hermanos de América y el Caribe que han decidido marchar por el camino de la Revolución Socialista antes mencionada.

Mientras que el eterno protagonista y heredero de las gestas libertarias de Bolívar: el Pueblo Colombo Venezolano, mantiene la esperanza viva de la liberación definitiva del burgués explotador y volver a estar unidos como durante aquellos recordados años, pero esta vez para siempre y concluir con el sueño de nuestros padres libertarios que al final de esta historia no deben ser reconocidos como simples estrategas con un sentido Cosmopolita netamente desarrollado sino más bien como Guerreros Patriotas que convirtieron en hazañas sus ideas al sentirse impulsados por una fuerza invisible y especial: “la identidad Nacional”

¡SIGAMOS NOSOTROS ESE EJEMPLO!

Equipo de investigación

Frente Francisco de Miranda

De cómo el imperio se mantiene como constante histórica interventora entre nuestros pueblos cuando estos deciden ser libres

Contenido

1. Analogía: pasado-presente

2. El plan Colombia y plan Patriota como escalones para llegar a lo que hoy se ha concretado: Todo el territorio Colombiano manejado por las fuerzas imperiales.
a. El Plan Colombia

b. El Plan Patriota y sus secuelas

c. Curazao, la tercera frontera de EEUU


3.
El papel de los revolucionarios en la lucha por la paz y la radicalización en la implantación del modelo socialista en Venezuela para contribuir en la destrucción del capitalismo mundial.


1. Analogía: pasado-presente

La Revolución Bolivariana persigue la concreción de los sueños del padre Libertador Simón Bolívar. Persigue la idea grandiosa de la formación de una gran nación unificada de republicas Latinoamericanas y del Caribe que liguen sus partes entre sí y con el todo.

El Comandante Chávez, líder de esta revolución ha declarado que aquella lucha que buscaba la máxima felicidad para los pueblos, iniciada por El Libertador es la misma que hoy damos contra los mismos enemigos: Las oligarquías nacionales entreguistas y explotadoras de nuestros campesinos, obreros, trabajadores, en síntesis: del pueblo. Oligarquías que son protegidas y mantenidas en el poder por el imperio yankee, desangrando a las grandes mayorías.

Históricamente ha ocurrido así: ayer Santander, acérrimo enemigo del Libertador, de la libertad de los pueblos y, casualmente, muy amigo del imperio yankee que nacía en aquel tiempo y de la oligarquía colombiana. Ayer Bolívar con su sueño integracionista, revolucionario y libertario. Hoy Uribe, presidente de la oligarquía Colombiana, máximo representante del estado narcotraficante, represor y asesino, entreguista, permisor del establecimiento en su país de una gran base imperial: toda Colombia es una base gringa, por ahora. Hoy Chávez, según Evo Morales: Comandante de las fuerzas libertarias latinoamericanas, según su pueblo: el líder de la Revolución Bolivariana que encamina a su país a la formación de una gran potencia que contribuya con el establecimiento de un modelo distinto de relaciones entre los humanos, donde prime la humanidad misma y no el valor monetario.

El gobierno imperialista de Estados Unidos, que pretende acabar con la Revolución Bolivariana de Venezuela, encuentra en la oligarquía colombiana, liderada por Álvaro Uribe, un aliado perfecto. Muestra de lo anterior es la conversión del territorio colombiano en una base militar estadounidense, que constituye una violación flagrante a la soberanía, no solo del territorio del hermano pueblo de Colombia, sino del sagrado suelo Americano por el cual transito, lucho y brillo con luz propia, nuestro Libertador.

Basta con haber leído la historia de nuestros pueblos y los sucesos que la marcaron para tener una visión clara de los acontecimientos recientes y su significado. Nuestro padre Bolívar chocó con lo que ya comenzaba a formarse en Norteamérica desde aquel entonces: el imperialismo estadounidense, por eso fue el precursor del pensamiento y la acción antiimperialista de nuestra historia.
En esa época el Padre de la Patria, mientras planteaba la unidad de todas las republicas nacientes en el sur de América, el Presidente de EEUU, Thomas Jefferson, decía que su país debería absorber o tragarse una a una estas naciones nacientes de América Latina. Mientras Bolívar planteaba la integración para todos por la libertad, Monroe decía: América para los Americanos.
Los pueblos de América debemos recordar la manera como Estados Unidos catalogó como peligroso el proyecto de unión de Bolívar, poniendo su empeño para que fracasara, apoyando a los adversarios de Bolívar en Suramérica y a los movimiento contrarrevolucionarios y antibolivarianos. Tengámoslo presente siempre en nuestro análisis histórico: ayer Bolívar era catalogado por los gringos como "el loco del Sur", hoy Chávez es descrito como “una gran amenaza para América”. ¿Crees que pueda ser coincidencia? Nosotros no lo creemos.

Estas miserables acusaciones vienen de distintas partes del mundo, encabezadas siempre por el gobierno imperial de Estados Unidos. Pero, ¿Por qué? ¿Cuál ha sido el daño que han hecho estos hombres a aquel país del norte, para que este reaccione, conspire, se inmiscuya directa e indirectamente en nuestros pueblos, instalando bases militares bajo el auspicio de las oligarquías, dando golpes de estado o invadiéndonos? Ciertamente estos grandes hombres han cometido la osadía de pensar en la unidad latinoamericana, por eso ayer Colombia la grande; hoy el Alba, la Unasur, Petrocaribe. Estos hombres han cometido la osadía de direccionar sus políticas en detrimento de las burguesías parasitarias y a favor siempre del pueblo. Han cometido el error de encaminar una política económica hacia la producción real, bajo la premisa: “a cada quien según sus necesidades, de cada quien según sus capacidades”. Han cometido estos y otros errores que no permiten la felicidad de los ricos explotadores.

Tiene que quedar claro: no son los pueblos quienes estuvieron y están en contra de estos grandes líderes revolucionarios, en los cuales la mayoría confía porque saben que emprendieron y emprenden transformaciones sociales profundas a favor del establecimiento de un mundo más humano, más justo, donde exista una democracia real. No, no fueron ni son los pueblos. Fueron y son las oligarquías nacionales y transnacionales las que se empeñan en la conservación del poder de los estados para la manutención de sus riquezas, para acrecentarlas explotando a las grandes mayorías.

La oligarquía internacional se une para tratar de destruir la única vía posible a la salvación del planeta: El Socialismo. Venezuela es punta de lanza en la construcción de ese modelo que desde siempre ha sido combatido por el imperialismo con la colaboración de la canalla oligárquica nacional de algunos países latinoamericanos.

Hoy el hermano pueblo de Colombia es gobernado por esa oligarquía lacaya, cipaya, de la cual se sirve el imperio para atacar a la revolución latinoamericana que tiene su corazón en la República Bolivariana de Venezuela. Esta oligarquía ha permitido que la bota extranjera imperial pise tierra americana autorizando ilegalmente (ni siquiera se siguieron los canales regulares de discusión en el congreso), la instalación de bases militares gringas en todo el territorio colombiano con la excusa de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Estas dos últimas categorías sirven al gobierno terrorista de Uribe para llevar a cabo una serie de planes y acuerdos con el imperialismo, que en el fondo buscan enraizar la fuerza imperial en territorio colombiano para desde allí, tratar de controlar nuestra América.


2. El plan Colombia y plan Patriota como escalones para llegar a lo que hoy se ha concretado:

Todo el territorio Colombiano manejado por las fuerzas imperiales.

a. El Plan Colombia

Para la supuesta lucha contra el narcotráfico, en el año 1999, en virtud de un acuerdo entre los presidentes colombiano y estadounidense, Andrés Pastrana y Bill Clinton respectivamente, se dio inicio al Plan Colombia. En virtud de este Plan se han inyectado en el país neogranadino 5 mil 600 millones de dólares (cifra que nos muestran algunos cables informativos, pero en realidad la cifra puede hasta triplicarse.)

Pero el Plan Colombia no ha sido solamente dinero, sino fundamentalmente asistencia militar, y la aplicación de una estrategia de basada en la erradicación forzosa de cultivos (que como hemos visto, no ha dado grandes resultados, porque los cultivos y producción de droga se han aumentado en un 400% según la UNODC según sus siglas en ingles, Oficina de las naciones unidas para las drogas y el crimen), en la guerra sin cuartel contra la disidencia de cualquier tipo, y en la apertura de mercados como forma de lograr una supuesta dinamización de la economía colombiana que promueva vías legales de obtención de lucro.

Los miles de asesores norteamericanos que se han trasladado a Colombia, así como la cantidad de armamento que se le ha entregado a las Fuerzas Militares de Colombia, hacen notar, efectivamente, que su real objetivo es la aniquilación de los sectores guerrilleros que desde hace más de sesenta años hacen frente a gobiernos que consideran ilegítimos por su carácter oligárquico, represivo, y aliado al imperialismo norteamericano e inmiscuirse desde territorio colombiano en asuntos de países vecinos como Venezuela y Ecuador.


b. El Plan Patriota y sus secuelas

Este sugestivo nombre arrancado del título de una película norteamericana, es un proyecto contra insurreccional, que dentro del Plan Colombia se encubría como un instrumento de lucha antinarcóticos que ya no pueden ocultarlo más.

Es una estrategia de guerra contra las FARC-EP y el ELN, que lo camuflan como proyectos de desarrollo económico y social hacia la población que vive en la zona de conflicto; de ninguna manera es un plan orientado a luchar contra el narcotráfico como lo han manifestado voceros militares.
El sur de Colombia es el 20% del territorio nacional, es una zona estratégica por dos razones: 1).- Como escenario para concluir la guerra en Colombia, entre asesores militares y contratistas -mercenarios- norteamericanos, aliados al ejército regular y paramilitares colombianos, que en conjunto intentan derrotar a las FARC-EP y al ELN, por temor a que se extiendan sus frentes de guerra, hacia la selva amazónica y la cuenca del Pacifico en donde les será imposible vencerlos como pretenden. 2).- Es una zona estratégica por su riqueza en recursos naturales, biodiversidad, agua dulce, oxígeno, minerales preciosos y estratégicos, especialmente petróleo.

En la zona en conflicto, entre otros, tiene intereses económicos el señor George W. Bush, propietario de la empresa petrolera Harken Energy, que desde tiempo atrás realizaba labores de exploración y de explotación del petróleo con una inversión de más de 300 millones de dólares. Protegen igualmente operaciones petroleras y de vigilancia en el oleoducto de la transnacional norteamericana Occidental Petroleum. En este sector estratégico tiene presencia las FARC, allí radica la urgencia de sacarlos a cualquier costo.

El Gobierno servil de Uribe Vélez, asumiendo el ingrato papel de portavoz del Comando Sur, manifiesta con cinismo que “para definir la estrategia, se han producido decenas de reuniones entre el Ejecutivo y la cúpula de las Fuerzas Militares con el Comando Sur y los Departamentos de Estado y Defensa de los Estados Unidos”, y para su “éxito” contrainsurgente se desplego una fuerza multinacional de 15.000 soldados, en el sur del país, para terminar con los rebeldes.

Esta práctica militarista tiene un efecto de amedrentamiento psicológico, pues pretende escarmentar y amedrentar a quienes luchan contra el sistema, a los que están por la emancipación de los pueblos, que luchan contra el neoliberalismo y la globalización imperialista.

El señor O'Connell, ex secretario adjunto de Defensa para Operaciones Especiales y Conflictos de Baja Intensidad, (Buscar precisión) en el Pentágono, confirmo en su momento, su participación al expresar “que si bien el personal de Estados Unidos no estará directamente en las 'líneas de vanguardia” en Colombia “se requerirá más entrenamiento y planificación para las fuerzas armadas colombianas”, dado que ellos “estarán directamente presentes en un frente amplio para derrotar a los narcoterroristas” en Colombia.

Recordemos que en la zona sur, los guerrilleros de la FARC-EP y el ELN, mantienen intactas sus fuerzas de retaguardia, (reflejo de esto es el ajusticiamiento que hace poco hicieron al gobernador del Caquetá por financiamiento a los grupos terroristas paramilitares) y que las victorias que piensan obtener los yankees no les van hacer tan fáciles, por más hombres y armamento moderno que dispongan; una cosa es pelear y combatir por principios e ideales, como es el caso de los guerrilleros, que por dinero o por el sueldo que reciben los soldados y paramilitares colombianos y norteamericanos. Recuerden lo de Vietnam y lo que acontece en Irak, la dignidad, la esperanza y la utopía no tienen precio ni tiempo.

La injerencia directa en el conflicto colombiano la reconoce el señor O'Connell, al manifestar “que Estados Unidos debería apoyar este esfuerzo con personal estadounidense que refleje la situación actual y futura en el terreno”. Debido a esa situación, la administración del ex presidente Bush considero que Estados Unidos necesitaba desplegar en Colombia hasta unos 800 efectivos militares y 600 contratistas.

Las acciones y el control militar planteadas en los Planes Colombia I y II, y Plan Patriota, son parte de una táctica integral con características regionales de seguridad, controladas por el Comando Sur, en las cuales se involucran las denominadas Forward Operating Locations (FOL). Es decir bases militares de menor escala, conocidas como centros Operaciones de Avanzada para el control aéreo.

El gobierno revolucionario encabezado por el Comandante Chávez, ante esta situación, se ve en la obligación de dormir con un ojo abierto y el otro cerrado, y de estar siempre atentos para la defensa de la patria bolivariana.

La táctica utilizada por el imperialismo es clarísima, quieren en primer lugar desestabilizar la región, utilizando a Colombia –cual Israel- como el eje de una guerra que no es del Ecuador ni de Venezuela, en aras de debilitar el proceso de integración andina y latinoamericana.

c. Curazao, la tercera frontera de EEUU

La reciente violación del espacio aéreo venezolano por parte de un avión militar yankee es otra evidencia de la escalada de provocaciones contra Venezuela y un ejemplo más del peligro que representa la presencia militar del imperio yankee en la región. Frente a las declaraciones de los gobiernos de Washington y Holanda desmintiendo dicha violación, fue revelada una grabación entre la torre de control del aeropuerto venezolano de Maiquetía y un piloto estadounidense en un avión del ejército de Estados Unidos, confirmando que el avión militar norteamericano había partido de Curazao. Según el piloto estadounidense, “no sabía” que estaba en el espacio aéreo venezolano, sin embargo, había llegado hasta la base militar de la Orchila, ubicada dentro del bien definido y conocido territorio marítimo de nuestra patria. Este incidente no fue aislado.
Desde el año 2006, el Pentágono ha incrementado su presencia en la isla de Curazao, donde mantiene una base de operaciones de avanzada desde el año 1999. En el convenio original entre Holanda y Washington, se autorizaba la presencia militar estadounidense en Curazao para misiones contra el narcotráfico. No obstante, luego del 11 de septiembre de 2001, el imperio estadounidense comenzaba a utilizar todas sus instalaciones militares para combatir lo que percibían como “amenazas terroristas” o atentados contra los intereses estadounidenses. Para el año 2006, las operaciones estadounidenses desde Curazao no eran solamente misiones contra el narcotráfico de la Fuerza Aérea estadounidense, sino también había presencia de la armada, el ejército, la CIA y las fuerzas especiales del Imperio. Juntos, los componentes militares y servicios de inteligencia estadounidenses comenzaban a realizar maniobras y ensayos para combatir “una potencial amenaza terrorista en la región”.

Llegaban portaaviones, buques de guerra, aviones de combate, helicópteros Black Hawk, submarinos nucleares y miles de tropas a las aguas de Curazao para participar en las operaciones estadounidenses. El comandante de uno de los buques de asalto, la Fragata U.S.S. Stout, declaró a la prensa de Curazao el 11 de abril de 2006, “…somos la fuerza naval más poderosa del mundo y EEUU defenderá en todas las circunstancias a sus amigos en la región.” También destacó el comandante Thomas K. Kiss que su buque representaba “…una formidable presencia para defender los intereses de EEUU.”

Eso era en 2006. En 2008, el imperio intentó clasificar a Venezuela como un Estado terrorista, aunque a última hora optó por no hacerlo, aún. Sin embargo, fue reactivada la Cuarta Flota de la Armada de EEUU en julio de 2008, también para “demostrar la fuerza y poder de EEUU y defender sus intereses y aliados en la región”, como declaró su comandante. 2009 culminó con el acuerdo militar firmado entre Washington y Bogotá para establecer siete bases militares en Colombia operadas por el Pentágono. El acuerdo fue acompañado por un documento de la fuerza aérea de EEUU que destacaba la necesidad de invertir en las bases militares en Colombia para “contrarrestar la constante amenaza… de los gobiernos antiestadounidenses en la región” y para realizar operaciones de inteligencia, espionaje y reconocimiento, y mejorar la capacidad de las fuerzas armadas estadounidenses para ejecutar una “guerra de forma expedita” desde Colombia.

Recordemos que en diciembre 2009, el Comandante Chávez denunció la violación del espacio aéreo venezolano por parte de un avión no tripulado –conocidos como “drones”– de tecnología estadounidense, proveniente de Colombia.

Una publicación del Departamento de Estado clasificaba a las islas holandesas, Aruba, Bonaire y Curazao como “La tercera frontera de los Estados Unidos”, señalándolas como parte de la “frontera geopolítica de los Estados Unidos” en la región. En reacción a la creciente presencia militar de Washington en su país, un periodista de Curazao que visitó uno de los buques de guerra estadounidenses, comentó que “Al desembarcar de la nave de guerra, tuvimos la sensación de que, de repente ahora somos muy importantes...”

3. El papel de los revolucionarios en la lucha por la paz y la radicalización en la implantación del modelo socialista en Venezuela para contribuir en la destrucción del capitalismo mundial y la salvación del planeta.

Los Revolucionarios Bolivarianos tenemos la responsabilidad histórica de concretar la idea integracionista de nuestro padre Libertador, derrotando el síndrome santanderista de la traición en los procesos emprendidos por grandes líderes como Zamora y Cipriano Castro que han finalizado por la traición en sus propias filas. La lealtad al líder es condición irrevocable para quien se considere revolucionario.

Sabido es que el gobierno revolucionario toma como premisa en la acción: “Si quieres la paz prepárate para la guerra” de Clausewitz. Venezuela que quiere la paz se prepara para la guerra. Ahora, el armamento tecnológicamente más avanzado lo podemos tener, los aviones mas rápidos, los satélites y radares más precisos lo podemos tener, pero tan solo la pasión y el fuego patrio en cada soldado y cada uno de nosotros, pasando por la internalización de las ideas libertarias de Bolívar, Miranda, Chávez, Fidel y la ideología socialista, nos harán invencibles. Una idea sólo se convierte en fuerza material cuando se apodera de las masas. Recordemos de nuevo al glorioso pueblo de Vietnam y el cubano, que repelieron ataques imperiales siendo ejércitos más pequeños pero grandes por su gloria e inmensos en su amor por la libertad y la justicia.
La Campaña Admirable se ha iniciado. Los hombres y mujeres, en especial los jóvenes, debemos ponernos a la altura de aquellos hombres que lucharon por la libertad y la unión de nuestros pueblos, cabalgando por todo el territorio americano, sacando al invasor usando espadas y machetes, desplazándose de ciudad en ciudad a lomo de caballo, horas y horas transcurrían, pero claro estaban en su objetivo: La construcción de una patria libre y soberana.
Ahora la guerra se nos hace en el campo de las ideas y debemos ganarla a ideas. La discusión, el debate, los foros deben ser una constante. Las calles deben permanecer rojas y alegres. El pueblo en las calles, porque las calles son del pueblo. Apoyando al Comandante, tomando las líneas principales de sus discursos, asimilándolas luego del análisis y adaptándolas a cada espacio para lograr la aplicación de la teoría a la práctica y lograr la transformación a través de la radicalización cada vez más profunda de la Revolución.

Equipo de investigación

Frente Francisco de Miranda